El 30 de septiembre se puso punto y final a la 4ª temporada de Fear The Walking Dead (FTWD). Una serie de 16 capítulos divididos en 2 tandas que han demostrado que se pueden hacer cosas valientes e interesantes en televisión. Importa la narrativa y no tanto los efectos especiales o CGI. Caer en viejos errores que arruinen la experiencia del televidente, es la cara y cruz de esta temporada. Este artículo no contiene Spoilers.
Cuando importa cómo lo cuentas
Si sigues el universo The Walking Dead habrás notado desde el principio unas sutiles diferencias entre el spin-off y la serie original. Mientras que TWD cuidaba la supervivencia de su casting durante varias temporadas, FTWD no ha tenido reparos en ir eliminando a sus protagonistas poco a poco.
El primer capítulo de la temporada fue quizá el más anodino. Un peaje necesario que la serie tenía que pagar para explicarnos la transición de Morgan (Lennie James) desde la serie The Walking Dead original a FTWD.
Durante la primera media temporada se repite un dogma enunciado por Madison (Kim Dickens): “Nadie muere hasta que muere”, es decir, todos tenemos algo bueno que hacer aún en el mundo. Es tiempo de construir y no de destruir. De eso va esta serie de capítulos, sobre las segundas oportunidades y si nosotros seríamos capaces de ponernos en las botas de los protagonistas y concederlas o no.
Es una media temporada más humana, que interroga al propio espectador sobre qué habría hecho él en una situación así, una especie de “elige tu propia aventura” donde podemos ver qué consecuencias tiene cada uno de esos actos. La serie se construye inteligentemente pues nos desliza la idea de qué habría pasado si estos personajes hubieran tomado la decisión contraria. Como espectadores podemos vislumbrar las dos caras de la moneda por seguir con la analogía.
FTWD ya no va de zombis
Si por algo ha destacado FTWD es por haber construido una narración interesante que intercalaba una trama en el presente con otra en el pasado. La serie hace tiempo abandonó la importancia de los zombis para evolucionar hacia la confrontación de la humanidad.
El uso de los flashbacks durante esta primera mitad de temporada fue acertado, pues se constituye una historia sólida con ellos. Estos flashbacks se han utilizado para tejer una trama paralela en el tiempo pasado cuyos ecos, capítulo a capítulo, podemos ir descubriendo en el presente y nos explican cómo se fueron forjando las alianzas y enemistades de todos los supervivientes.
Si la primera mitad de la temporada es escandalosamente buena, la segunda mitad de la temporada es su opuesto. Volvemos al manido arco argumental del que abusan tanto TWD como FTWD, y del que ya nos sabemos todos sus pasos: 1) el grupo de protagonistas se separan por un evento; 2) episodios centrados en cada grupito que van a lo suyo; 3) cuando quedan pocos capítulos para el final de temporada se van uniendo de nuevo; 4) el capítulo final es la reunión de todos otra vez… y así hemos desperdiciado 8 capítulos que no aportan nada a la serie ni a la trama.
Conclusión
La primera mitad de temporada es brillante, y así, antes de que nos demos cuenta, llegamos a los últimos episodios de esa media temporada, y toda la historia comienza a tener sentido. Una historia redonda, un final cerrado que, como es norma de la casa, nos deja muchas sorpresas. Por el contrario la segunda parte de la temporada nos deja fríos, y en parte tienes ganas de que pase rápido para no desgastar en exceso tu paciencia.
