La Compañía derrotó al rey demonio. Himmel, el héroe. Heiter, el monje degenerado. Eisen, el guerreo enano. Frieren, la maga elfa. Sus nombres pasaron a la historia y gracias a ellos empezó una era de paz.
No sé como clasificaría a Frieren, más allá de decir «es la historia de un viaje«. De hecho esto ya es mentira. Kanehito Yamada en el guión y Tsukasa Abe en los dibujos nos enseñan como se cruzan dos historias: una «conocida por todo el mundo» y un nuevo periplo.
Todo el mundo conoce a La Compañía, los cuatro grandes héroes que derrotaron al rey demonio. En su camino fueron dejando un rastro de leyendas por el camino. Sin embargo. pocos actualmente son capaces de ver en Frieren, la pequeña elfa, la sombra de lo que es.
Frieren establece toda su potencia en la creación de un mundo con algunas reglas sencillas pero que encajan a la perfección. Me gusta, en particular, los fundamentos sobre la magia. Aparte de eso, como no quiero destripar en exceso, sólo diré que una de esas normas es que los elfos, además de ser inmortales, son muy (pero muy) minoritarios. Su visión sobre el mundo, desde su palestra de la vida eterna, es casi única y difiere de la experiencia mayoritaria: la humana. Desde ese punto de referencia veremos a Frieren, tanto su pasado como su presente. Cómo se relacionó con La Compañía y cómo se relaciona con su actual grupo.
Todo es una especie de giro de «la rueda del tiempo». Lo anterior se relaciona con lo actual. La historia va mostrando a los protagonistas y otros personajes secundarios, cada uno con su motivación (muchas de ellas también cumplen el ser parte de un gran ciclo de la historia). El viaje se centra en los detalles y lo anecdótico, sin escatimar en luchas y violencias. Muchos de los personajes secundarios tiene alguna capa de profundidad. La historia muchas veces se centra en analizar qué es realmente un héroe y gira entorno a ese concepto.
El manga de inicio es lento, poco dado al combate y lleno de todos estos giros de la historia. Todo recae en esa relación que se establece entre pasado y presente. Frieren se clasifica como shōnen, pero las peleas, que las hay, se concentran en ciertos momentos (en el manga tendrán que ser pacientes) y acaban siendo muy espectaculares, sobretodo en la versión animada. Todo parece girar en entorno a la pequeña elfa: lo que aprendió, lo que vive, sus manías… Para ella es sólo un viaje de unos años en su vida milenaria, algo nimio en perspectiva. La gracia es ver por qué no es así.
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