[Reseña] Crónicas de Jerusalén Sin valoraciones aún

K – “Hay cómics a los que vuelvo tarde o temprano; comics que entran y salen de la balda con cierta asiduidad y que no me cuesta recomendar. Crónicas de Jerusalén es uno de ellos. Ha salido en los dos listados de comics que he hecho (Conflictos armados del siglo XX, K Edition y Los Diez Cómics Favoritos de K).

Lo curioso es que nunca le había dedicado una reseña. Hoy es 16 de octubre del 2023 y pocas veces me ha parecido importante marcar la fecha del momento en el que se empezó a escribir.”

Ese tipo llamado Guy Delisle

Hablar del autor de Crónicas de Jerusalén es, en parte hablar del cómic que os quiero comentar. Guy Delisle es un dibujante e historietista canadiense nacido en 1966. Una vez acaba dados sus estudios en artes plásticas, en 1986 comienza a trabajar en el estudio CinéGroupe de Montreal.

Como director de equipo de animadores se vio obligado a trabajar un año Shenzhen (China) y otro en Pyongyang (Corea del Norte). Su pasión por dibujar todas las incoherencias que veía le llevó a documentar estos viajes mediante bocetos que realizaba en hojas desechadas de su trabajo. Estos servirían para crear los dos primeros volúmenes de las “Crónicas” – aunque estos dos primero no incluyeran la palabra en su título – Shenzhen y Pyongyang.

Pyongyang se convirtió en el éxito que catapulto su carrera. En 2005 Corea del Norte era un país aún más hermético y toda la información que llegaba del país producía un interés morboso en el público. Pero es que Guy Delisle no buscaba el morbo, si no documentar su experiencia en el país, marcado, con un sentido del humor bastante acido, la visión occidental de Corea del Norte. Posiblemente Pyongyang, no haya envejecido tan bien como el resto de sus obras, pero supuso el inicio del estilo narrativo de Guy Delisle.

El cómic estuvo a punto de adaptarse al cine hasta que el ataque cibernético del que fue objeto la productora Sony desde Corea del Norte hizo que se cancelara el proyecto.

La siguiente “Crónicas”( surgirían de la mano de su mujer, Nadège. El trabajo de ella en Médicos Sin Fronteras traslado a la familia de Guy y Nadège y su familia a Rangún (Birmania) durante un año. Guy se centra en la paternidad y en el día a día de la comunidad internacional que trabaja para las ONG y las dificultades que encuentran para llevar a cabo su misión. El resultado es un cómic donde Guy Delisle se mueve a sus anchas ya sin las ataduras de su antiguo trabajo.  Desde mi punto de vista, en este comic había encontrado su tono y manera de narrar.

Resulta especialmente interesante lo cercano que resulta todo. Mientras que en cómics parecidos – por ejemplo, El Fotógrafo – la historia intenta acercarse a la aventura personal, Guy acepta sus fallos y limitaciones como el ser humano que es. Un ejemplo de esto es cuando le prohíben el paso frente a la casa de Aung San Suu Kyi – Nobel de la paz 1991 y que cumplió arresto domiciliario por orden de la junta militar. En ese momento se promete intentarlo todos los días como acto de protesta. Al día siguiente se le olvido y no volvió a pasar nunca más.

Tras su estancia en Birmania y un periodo en casa la familia se trasladaría a Jerusalén y aquí es donde Guy Delisle brilla especialmente.

Portadas de las 4 Crónicas de los viajes de Guy Delisle
Portadas de las 4 Crónicas de los viajes de Guy Delisle. Shenzhe debería ser el primero.

Crónicas de Jerusalén

En agosto de 2008 Médicos sin Fronteras traslada a Nadège a Jerusalen. Con ella va toda la familia. Guy Delisle pretende aprovechar la estancia para tomar notas, adelantar trabajo y comenzar con su blog. Pero asentarse en Ciudad Santa lleva sus complicaciones: colegios y guarderías, los calendarios de las tres religiones de la zona o no encontrar un estudio donde trabajar, son algunas de las complicaciones que tiene que enfrentar.

Así que Guy Delisle aprovecha el tiempo libre para tomar notas y bocetos de sus visitas a la ciudad –visibles en su blog en el apartado de Jerusalén. Poco a poco estas excursiones le acercan a los pasos fronterizos, visitando, incrustado en las delegaciones de diversas ONGs, lugares como Ramala, Hebrón o Gaza. Así sus notas van tomando forma de cuaderno de viaje en el que recoge todo lo que ve, dándose cuenta de lo absurdo de la situación, que resumiría en la siguiente frase: “Son dos mundos que están al lado pero que viven de manera paralela”

Michael, el sacerdote que deja el taller a Guy Delisle, hablando sobre la cooperación entre Israel y Palestina por la visita del Papa

En febrero su situación cambiaría. En una visita al Monte de los Olivos, conoce un sacerdote católico aficionado a los cómics que le ofrece una habitación donde pueda tener intimidad para trabajar, un paisaje elevado desde el que se puede ver toda Jerusalén. Pero en palabras del propio Deslile:

“Al llegar a Israel pensaba que mi situación seria parecida a la de Birmania. Donde tenía mucho tiempo para trabajar en mis proyectos.

Después de dos meses dándome de cabezazos para recrear ese contexto, tuve la maravillosa idea de aceptar la situación, dejar mi trabajo de lado y tomarme las cosas como llegaran

Así que me planifique algo así como un año sabático para estar con los niños, dibujar apuntes, escribir en el blog y visitar el lugar.

Después de todo ¿De qué sirve vivir un año en medio oriente encerrado en el estudio con la nariz pegada al papel?

Ocho meses después, perfectamente hecho a mi situación me encuentro con un taller de ensueño. ¿Qué más podía pedir?

Un supertaller pero ninguna gana de pegar el culo a una silla para empezar un nuevo proyecto”

Esta decisión marcaría el comic del que estamos hablando, concentrándose en sus apuntes y cuaderno de viaje, mientras deja su trabajo en un segundo plano.

¿Por que es tan importante Crónicas de Jerusalén?

Como he dije al principio, Crónicas de Jerusalén es un comic que ha estado muy presente en mi “cómicteca”. Ya conocía a Guy Delisle de antes y su trabajo me gustaba, pero en este se ganó mi admiración.

Es en Jerusalén donde todo su ingenio de Guy Delisle explota. Está mordaz, acertado, crítico con todas las partes. Ofrece la visión de alguien que vive alejado del conflicto: las incongruencias y el sin sentido de la zona, el trabajo de las numerosas ONGs o cómo vivió la operación “Plomo fundido”. Se ríe, en cierto modo, de todo y de todos: de los que “creen” conocer que pasa en la zona, de una situación extraña hasta para los propios israelíes e incluso de sí mismo.

Algunas críticas al comic han llegado alegando la falta de la visión palestina del relato. Personalmente creo que son equivocadas. Delisle no es un analista político y desde el principio deja claras sus intenciones. El cómic cuenta su experiencia en la zona. Intentar contar algo que no ha vivido o aleccionar seria mentir al lector.

Lo cierto es que Guy Delisle da voz a todos los que pasan por sus “páginas”: las “Machsomwatch” –agrupación de mujeres israelíes que se oponen a la represión de los palestinos – o “Breaking the silence” – organización de soldados veteranos que quieren contar su visión de los territorios -, lo integrantes de los distintos campamentos de refugiados que visita– en uno de ellos le piden que les den voz – o a los diferentes colonos que viven en la ciudad palestina.

Hay dos anécdotas que creo que resumen el espiritu del cómic:

La primera es surge a la vuelta de varios eventos de cómic a los que es invitado en Europa. Los cacheos, los interrogatorios y la comprobación de lo que dice es constante por el mero hecho de vivir en el barrio musulmán de Jerusalén

La segunda sucede cuando en la charla de bienvenida de MDF se le ruega a Guy y Nadège que no compren en un centro comercial cercano, ya que en territorio ocupado. Uno de los paseos de Guy Delisle le acerca hasta él. Un “ataque de moralidad” le obliga a dejar su compra (pañales y cereales), viendo a la salida como una familia musulmana carga la suya en el coche.

En resumen: El cómic es una maravilla

kdelamo
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